Para mi y para todos la vida es difícil. Es una constante competencia y llena problemas. Esta es una gran verdad, una de las más grandes, porque, una vez que la comprendemos realmente, la trascendemos. Cuando nos damos cuenta de que la vida es difícil, una vez que lo hemos comprendido y aceptado verdaderamente, ya no resulta difícil, porque una vez que se acepta esta verdad, la dificultad de la vida ya no importa.
La mayoría de las personas no comprendemos a la vida de forma cabal de que la vida aveces es difícil. Sin embargo, no deja de lamentarse, ruidosa o sutilmente, de la enormidad de sus propios problemas, de la carga que representan y de todas sus dificultades, como si la vida fuera en general una aventura fácil, como si la vida tuviera que ser fácil.
La vida es una serie de problemas. ¿Hemos de lamentarnos o hemos de resolverlos? ¿No queremos enseñar a nuestros hijos a resolver todos los problemas? ¿Queremos seguir sufriendo?. Hay un valor que debemos practicar en nuestras vidas “La disciplina” porque es el instrumento básico que necesitamos para resolver los problemas de la vida. Sin disciplina no podemos resolver nada. Con un poco de disciplina podemos solucionar algunos problemas y con una total disciplina podemos resolver todos los problemas.
La vida es difícil porque afrontar y resolver problemas es doloroso. Los problemas, según su naturaleza, pueden suscitar en nosotros frustración, dolor, tristeza, sentimientos de soledad o de culpa, arrepentimiento, cólera, miedo o ansiedad, estos son sentimientos son muy desagradables. Y a causa del sufrimiento que esto nos ocasiona lo llamamos problemas.
Sin embargo, la vida cobra su sentido precisamente en este proceso de afrontar y resolver problemas. Aprendemos gracias al sufrimiento que supone afrontar y resolver problemas. como dijo Bejamin Franklin "Lo que hiere enseña".
Algunos vamos a tan lejos en este empeño por evitar los problemas y los sufrimientos que nos alejamos mucho de todo cuando puede ser útil para encontrar una salida fácil, forjando a veces las mas complicadas fantasías, con total exclusión de la realidad. Digamoslo con las breves y sencillas palabras de Carl Jung: “La neurosis es siempre un sustituto de los sufrimientos verdaderos”.
Para alcanzar la salud mental y espiritual debemos enseñar de afrontar directamente los problemas y de experimentar el dolor que esto ocasiona. Cuando enseñamos disciplina a nosotros mismos y a nuestros hijos estamos enseñando la manera de sufrir y también la manera de desarrollarse y crecer.
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